Pechos y pocas palabras.

La organización feminista FEMEN logra espacio en los medios de comunicación tras dos o tres manifestaciones de protesta. En la última, tres componentes de este grupo irrumpieron en el Congreso de los Diputados para declarar su desacuerdo con la nueva propuesta de ley sobre el aborto.

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Parto de que soy mujer, de que esta ley no me gusta, y de que hay cosas sagradas, pero el aborto, no. Parto, también, de que hay ciertos temas en la actualidad que «pasan por encima» de ese respeto a las instituciones (y estoy pensando en los desahucios) con el que los criticados se llenan la boca cada vez que hay una manifestación. Y parto de que aún queda mucho camino por recorrer para lograr la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en el mundo.

Sin embargo, resulta chocante que una de las metas que se establece la primera chispa de movimiento originado en Ucrania contra el turismo sexual y la trata de blancas sea la de «desarrollar el liderazgo, cualidades intelectuales y morales de las mujeres jóvenes en Ucrania» y ahora también en Polonia, Suiza, Israel, Brasil, Francia, Alemania, México y España. Y lo hacen utilizando sus pechos para crear tensión. Resulta, cuando menos, paradójico que reclamen que el cuerpo de la mujer deje de ser un instrumento luchando por ello haciendo lo mismo. Usando el cuerpo de la mujer como arma. ¿El cuerpo se usa?

Como mujer, esto no me conmueve. Ni me hace reaccionar. No me llega, me violenta. Otras formas de expresión impactan más y se recuerdan. Esta, en concreto, violenta a quién la presencia, y sólo resuena, en mi opinión, porque es mediático, y es morboso.

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Si pincháis aquí podéis ver la entrevista a Lara Alcázar, la líder de FEMEN España en Telecinco. En esta entrevista para televisión veo a una joven movida por pasiones, algo inmadura, con poco aplomo e incapaz de desarrollar argumentos firmes que defiendan su causa.

Y no me sirve que grite, se desnude y cree crispación si no es capaz de convencerme.

(Herman Tertsch y Pilar Rahola, en la entrevista, merecen mención a parte; pero no será hoy)

*Incorporo aquí un párrafo que he escrito en respuesta a un comentario y que me parece que completa lo que quiero decir:

Es una incongruencia luchar por la igualdad de reconocimiento intelectual, profesional o personal a través del físico. Es como luchar por la paz a través de la violencia (salvando las distancias). Justifican el uso de sus pechos como estandarte con el hecho de que es la única manera de que la escuchen. Yo no creo que sea la única forma de luchar, pero, ahora que han logrado espacio en los medios siendo escuchadas y no solo miradas, hacen una bazofia de entrevista más caracterizada por el “rebota, rebota, que en tu culo explota” que por un discurso argumentado, maduro y sereno que realmente sustente su tesis de la igualdad intelectual, profesional y personal de sexos por la que luchan.